100 día de Cuarentena

Hoy cumplimos 100 en cuarentena!!!
– ¿Dios ha dejado de ser Dios?
– ¿Dios ha dejado de ser amor?
– ¿Dios ha dejado de ser el Rey del Universo?
– ¿Dios ha dejado de ser fiel?
– ¿Dios ha dejado a su Iglesia a la deriva?
– ¿Dios ha dejado de ser Jehová Jireh?
– ¿Dios ha dejado de estar al control?
– ¿Dios ha dejado de ser el Todopoderoso?
– ¿Dios ha dejado de ser adorado?
– ¿Dios ha perdido su Divinidad porque no le hacemos cultos?
– ¿Dios ha dejado de cuidarnos?
– ¿Dios ha dejado de amarnos?
– ¿Dios ha dejado de tener misericordia?

Para todas las anteriores preguntas, la respuesta es un gigantesco, absoluto y rotundo NO !!!

Isaías 49:14-17 y muchísimas citas más!!!

Luis Garabito

Pensamiento de la Iglesia en Cuarentena II

ALGUNOS CAMBIOS QUE SE QUEDARÁN EN LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS DESPUÉS DEL COVID
Así como ocurrieron cambios que llegaron para quedarse después del 11-S, :Hiper-vigilancia, escáneres sofisticados en los aeropuertos, prohibición de líquidos en los vuelos, etc.,
Hay cambios con la llegada del Covid que algunos científicos, sociólogos, políticos, economistas, explican en este artículo que me compartieron y yo se los compartí.
Pero como pastor y teólogo me interesa reflexionar sobre algunos cambios que quedarán después del Covid en las iglesias evangélicas.
1. En un articulo que escribí en el 2014 titulado «A Guatemalan Perspective on Pentecostal and Neo-Pentecostal Theology in the 21 st Century, junto a otros autores en el libro The Reshaping Of Mission in Latin Ameica, publicado por Regnum Books International, Oxford, en el 2015; Afirmé que había llegado el fin de la era de los Mega Templos y por tanto de las megas iglesias en el sentido estricto local, las razones que dí fueron: Falta de espacios grandes para seguir construyendo, el alto costo de construcción y mantenimiento, el tránsito denso; y que lo que vendría eran construcciones para dos mil personas promedio y que se comenzaría a extender en Latinoamérica la modalidad de iglesias satelitales: Una sola iglesia distribuida en distintos puntos geográficos pequeños con el uso de tecnología virtual. Pero con la llegada del Covid, que jamás nos imaginamos, con mayor certeza se cumplirá lo que escribí hace 7 años.
2.Además, afirmo, que el volver a las reuniones masivas será muy lento, un tanto lejano y diferente. Es posible que se regule la cantidad máxima de personas a congregarse ¿Se re adecuarán las butacas, sillas, para mantener una distancia más larga. Las reuniones presenciales serán menos frecuentes, a lo sumo una vez por semana. Y será común predicar y enseñar a través de las plataformas virtuales.
3. Nuestros hábitos de prevención y seguridad sanitaria se quedarán con nosotros y puede ser que se ablanden, pero nunca será igual, ante la posibilidad de otra pandemia parecida o peor.
4. La membresía sufrirá un reacomodo. Algunas iglesias perderán un porcentaje de la misma, pues ante tanta opción virtual se inclinarán por otras opciones que no habían visto y escuchado.
5. Se cumplirá también lo que escribí en mi libro Teología de la Comunicación, un acercamiento bíblico a los medios masivos de comunicación, publicado en el año 2001 por la Editorial Clie, Barcelona; en el que afirmo que las iglesias que no respondan al desafío del uso de los medios masivos de comunicación, incluyendo Internet y las redes sociales, se quedarán totalmente rezagadas.
Estos son solo algunos de los cambios que se quedarán después del Covid.
Lo que he expresado lo hago con gratitud y humildad. Solo soy un pecador arrepentido, salvado por pura gracia y misericordia.No tengo nada de que jactarme. Soy más débil de lo que muchos piensan, pero me aferró a la verdad bíblica, «Mi poder se perfecciona en la debilidad…cuando soy débil soy fuerte»
Colegas, amigos, hermanos en la fe ¿Qué otros cambios creen ustedes que se quedarán en las iglesias evangélicas después del Covid?
Un abrazo fraternal en Cristo,
Dr. Rigoberto Galvez

Pensamiento de la Iglesia en Cuarentena I

El reduccionismo de practicar la dinámica de iglesia en una o dos reuniones a la semana es lo que nos movió el tapete y algunos todavía lo están digiriendo. Pero la iglesia no es una institución, tampoco un club, ni un edificio. La iglesia no es un grupo de gente ingenua que llena espacios para decir AMÉN a todo lo que se le dice, la iglesia no es un partido político, ni una organización de activistas de los derechos humanos, tampoco una opción de diversión o entretenimiento para los domingos. La iglesia nunca ha sido el lugar para sentirme bien, ni para hacer negocios, tampoco es un grupo que hay que hacer crecer para vernos bien y ganar dinero, no es un negocio.
La Iglesia de Jesús es:
– La Esposa de Cristo Apocalipsis 19:8
– El Cuerpo de Cristo 1 Corintios 12:12-27
– La Embajadora de Cristo 2 Corintios 5:20
– Pueblo escogido de Dios 1 Pedro 2:9
– Sal de la tierra Mateo 5:13
– Luz del mundo Mateo 5:14
– Pueblo que se congrega Hebreos 10:24-25
– Los que trastornan el mundo Hechos 17:9
– Los testigos de Jesús Hechos 1:8
– Portadores y ejecutores de
  Reconciliación 2 Corintios 5:18-19
– Columna y baluarte de la
   verdad 1 Timoteo 3:15

NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

Hay un dicho popular que dice que «NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO», dando a entender que muchas veces vemos cosas, situaciones, negocios, ministerios, familias o personas que aparentan ser muy buenas, beneficiosas, rentables o agradables, pero detrás de las fachadas de alegría, tranquilidad, abundancia y acuerdo, hay relaciones quebradas, dolor, inconformidad, celos y contiendas. Esto es particularmente cierto en los matrimonios, donde hay mucha apariencia y búsqueda de aprobación de la gente.

Hay matrimonios que caminan por la vida con grandes problemas de separación, infidelidad, engaño y discusión; con malos tratos y decepción, pero ante la familia, la iglesia y la sociedad en general tratan de seguir presentando una fachada de felicidad y plenitud, usando para ello el engaño, la apariencia, la mentira y en muchos casos las redes sociales para proyectar una imagen falsa.

El evangelio de Cristo nos enseña que mientras no tengamos una actitud humilde de reconocimiento de nuestra necesidad, de nuestro pecado y de nuestra condición, jamás podremos salir de ella. Muchos matrimonios no buscan ayuda por orgullo, por desconfianza, por autosuficiencia y por temor al que dirán.  Hay hijos que ven a sus padres tener dos vidas en una, la que dan a conocer a todos y la que viven en realidad.

Si en tu matrimonio y familia estás pasando por desiertos de indecisión, por decepción y enfrentas una situación de dolor y vergüenza te animo para que busques la única ayuda que te va a dar la solución profunda, definitiva y puntual para tu situación, esa ayuda es la de Dios, la del evangelio de Cristo. Inicia por reconocer tu pecado, tu falta, tu error, no trates de cambiar la situación y menos a tu cónyuge porque no puedes hacerlo. Luego arrepiéntete de tu mal actuar, de tus pecados e imperfecciones y busca que el Puro, Santo y Perfecto, el Señor Jesucristo llene tu vida con su presencia y su palabra y empieza a obedecerla.  Inicia perdonando las heridas que te ha causado la mala relación con tu cónyuge y sigue pidiéndole sincero y genuino perdón por lo que tu has hecho o dejado de hacer; si el daño o tiempo de la situación son profundos y largos busca la ayuda de un consejero cristiano, un pastor, un siervo de Dios maduro que te pueda dar el consejo basado en la Palabra de Dios y respaldado por el Espíritu Santo.

Ya no aparentes más, no trates de mostrar la cara que brilla como el oro, cuando tu corazón está destrozado, cuando tu relación con Dios está quebrada y por ende también tu relación matrimonial está dañada. En lugar de tratar de buscar la aprobación de la gente y de dar la apariencia de «TODO ESTÁ MÁS QUE BIEN» busca la aprobación de Dios y no permitas que te gane el temor al que dirán de la gente.  La palabra del Señor dice en Proverbios 28:13  «El que disimula el pecado, no le irá bien; pero el que lo confiesa y lo deja, será perdonado» DHH

Carlos R. Ríos V.

 

EL OFICIO MÁS ESPECIAL DEL MUNDO

EL OFICIO MÁS ESPECIAL DEL MUNDO

Recientemente ha surgido una ola de pensamiento acerca de que la función pastoral es la más difícil de realizar, que es poco reconocida, mal remunerada y que conlleva una serie de sufrimientos, limitaciones y angustias indescriptibles.  Esa corriente de pensamiento conduce a victimizar a los pastores, a tener conmiseración de ellos y que se sientan en reconocidos, por lo menos por los grandes problemas que pasan.

Sin apartarnos de la realidad, entendemos y vemos que si, realmente la función pastoral es dificultosa, pero lo es superlativamente más cuando se busca hacer ese trabajo sin el llamado, intervención, dirección y corrección del Espíritu Santo y la Palabra de Dios. Ciertamente hay poco reconocimiento para los pastores, pero eso en lugar de ser algo negativo es muy positivo, porque ayuda a recordar que en esa función toda la gloria se la debe llevar solamente Jesucristo, el Príncipe de los Pastores. Si es cierto se pasan sufrimientos, pero consideremos que no hay otro oficio más especial en el mundo que el de pastor, ministro del evangelio.

Ejercer este oficio pastoral permite ver constantemente la obra poderosa de transformación del Evangelio de Cristo, permite escudriñar profundamente la Palabra de Dios, es una función dirigida completamente por el Espíritu Santo y eso da la oportunidad también de tener una relación profunda y directa con Él. Concede el chance de conocer a mucha gente y de observar el comportamiento humano con detenimiento, lo que hace concluir en la profunda necesidad que los hombres y mujeres tenemos del Evangelio de Cristo.

Es el oficio que  permite dimensionar y ver de primera mano como la obra transformadora del Evangelio de Cristo, aplicada por el Espíritu Santo, hace cambios que nada, ni nadie más pueden hacer en la vida humana,  permite ver como la Gloria de Dios es verdadera, eficaz y poderosa. Los sufrimientos, falta de reconocimiento, desprecios, rechazos, antagonismos, falta de comprensión y otras cosas más se quedan pequeñas y son insignificantes ante la maravillosa e incomparable función que un pastor tiene oportunidad de realizar.

Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;  1 Timoteo 1:12

Yo, he sido testigo de los sufrimientos de Cristo y que he participado de la gloria que será revelada, como anciano que soy les ruego a los ancianos que están entre ustedes: Cuiden de la grey de Dios, que está bajo su cuidado. Pero háganlo de manera voluntaria y con el deseo de servir, y no por obligación ni por el mero afán de lucro. No traten a la grey como si ustedes fueran amos. Al contrario, sírvanle de ejemplo. Así, cuando se manifieste el Príncipe de los pastores, ustedes recibirán la corona incorruptible de gloria.  1 Pedro 5:1-4

Carlos R. Ríos V.

 

LA NUEVA VIDA EN CRISTO III

LA NUEVA VIDA EN CRISTO III

 Un principio importante de la nueva vida en Cristo es la autoridad, al que el capítulo 13 de Romanos se refiere. Toda autoridad es puesta por Dios, no se gana, no se hereda ni se estudia. La Biblia demanda de los cristianos con mente transformada que nos sometamos a toda autoridad. Es interesante analizar que la autoridad completa y total sobre todo el universo la tiene Dios y que fue su voluntad el delegar parte de esa autoridad en el hombre. Cuando Génesis 1:27-28 dice que le pidió a Adán y Eva señorear y sojuzgar la tierra, fue precisamente la delegación expresa de autoridad sobre el resto de la creación que estaba en el huerto.

Esto provocó la ira, celos y temor del enemigo de Dios, quien vino con artimañas a usurpar dicha autoridad delegada, robándola de las manos del hombre. Pero Dios en su infinita misericordia, envió a Jesucristo a recuperar toda la autoridad de Dios para sí mismo y luego para dársela de nuevo a sus hijos. Cristo tiene potestad en el cielo y en la tierra, sobre toda potestad y principado, sobre toda carne y pecado, sobre la cautividad y sobre la misma muerta. Cristo nos dio potestad de ser hechos hijos de Dios y de convertirnos en coherederos de su gracia y de su autoridad. En Jesús, Dios recuperó la autoridad que le había otorgado al hombre y se la entregó nuevamente. Después de analizar esto, es más fácil comprender porque existen tantos problemas de autoridad y porque la Palabra de Dios nos enseña y exhorta a someternos a toda autoridad, porque la autoridad solamente es de Dios y por Él delegada directamente a los que la ejercitan.

Aunque el contexto del pasaje de Romanos 13 se refiere a autoridades civiles o gubernamentales, es necesario hacer referencia a todo tipo de autoridades, empezando en el hogar, donde la autoridad designada por Dios es el hombre. Note que  Dios declara que cuando nos oponemos a las autoridades, nos resistimos a Dios y acarreamos condenación para nosotros mismos. La lucha entre mujeres y hombres fue producto del pecado de desobediencia de Adán y Eva y luego se ha extendido por generaciones; existe una pugna en las familias por la autoridad que muchas veces conduce a la destrucción de vidas y familias completas. La tensión entre padres e hijos, no es sino por la autoridad que Dios depositó en los padres y madres de familia. Otro ambiente de autoridad es el trabajo; tenemos en nuestro país una cultura de oposición entre patronos y trabajadores, entre jefes y empleados, entre los que pagan y los que reciben su salario. Los jefes tratan de aprovecharse de sus empleados, abusando de la autoridad que les ha sido otorgada, los empleados por su lado no ejecutan las labores para las que fueron contratados, en muchos casos simplemente por rebeldía a la autoridad. Luego en la iglesia, el cuerpo glorioso de Cristo, existen también pugnas por autoridad, la rebelión a la autoridad puesta por Dios, aprovechamiento de dicha autoridad, falta de reconocimiento de esa delegación de autoridad de Dios y es una de las razones por las que mayor cantidad de ministros caen en el pecado de autosuficiencia y por el que muchas iglesias y ministerios se han destruido.

El caso más claro es nuestro contexto nacional, donde ninguna autoridad civil o militar es respetada; se asocia a las autoridades con corrupción, con malas decisiones, con malos tratos, con cohechos, con preferencias y tráfico de influencias. Por la mala experiencia y triste historia de nuestro país, nadie cree, ni respeta a las autoridades nacionales. Como pueblo de Dios hemos sido llamados a ser agentes de transformación de nuestro país y esto incluye el respeto y sujeción a nuestras autoridades, pero esto implica varias cosas:  primero a orar en medio de los procesos electorales y de nombramientos de autoridades; luego a orar por los que están en eminencia, a expresar nuestra postura, no política, sino nacional conforme a los principios del Reino de Dios.

Pero lo básico es a dar ejemplo de cómo someternos a autoridades, reconociendo que todas ellas son delegadas y puestas por Dios. En el hogar sometámonos a nuestros padres, si somos hijos de dominio, esposas estén sujetas a sus maridos y esposos ejerzan esa autoridad, porque la recibieron de Dios. En la iglesia reconozcamos a nuestra autoridad delegada por Dios y sujetémonos, porque si no lo hacemos en ambos círculos, no podremos hacerlo a nivel civil y nunca podremos transformar Guatemala. Los principios que se aplican son los de 1ra. Juan y 1ra. Timoteo 3:4-5 , si no podemos someternos a alguien que Dios puso y vemos, no nos podemos someter a Dios y si no podemos gobernar bien nuestra casa, como gobernaremos la casa de Dios. Reflexionemos y empecemos a accionar como cristianos de mente transformada.    

Carlos R. Ríos V.

INTEGRIDAD DEL CRISTIANO

INTEGRIDAD DEL CRISTIANO

Salmo 101:1-2

El cristiano debe ser una carta abierta y transparente para que cualquiera que se acerca y observe, no encuentre ningún tropiezo y encuentre integridad. Integridad significa honestidad, honradez y plenitud. Esta última descripción de plenitud es interesante porque implica estar completos, que no nos falte nada y la palabra de Dios dice que en Cristo estamos completos. Para ejercer influencia y tener liderazgo debemos ganarnos el respeto de las personas, el que nos ganamos actuando con integridad. No se puede concebir a un cristiano sin integridad, porque entonces sembramos dudas sobre lo genuino de nuestra conversión.

Por otro lado, tendemos a confundir la reputación de las personas con su integridad. Para entenderlo bien podemos lee 1ra Samuel 16:7 donde se afirma que Dios no mira la apariencia, sino que ve el corazón. La reputación es lo que cada uno de nosotros se gana frente a la gente, el calificativo que los que nos conocen hacen de nosotros, basado en nuestro comportamiento público, pero Dios califica el corazón, por lo que delante de Él lo que vale es nuestro comportamiento en privado que se relaciona íntimamente con la integridad de nuestro corazón.  Siendo la integridad tan importante para Dios, es precisamente lo que satanás, el enemigo de Dios, está interesado en atacar en todos nosotros los cristianos. Trata de hacernos caer en pecados, errores y situaciones que dañen esa integridad, porque al ser destruida, los que nos rodean pierden el respeto que nos pudieron tener y seguidamente perdemos la influencia y liderazgo que positivamente ejercimos. De esta cuenta, se han escuchado muchos casos de líderes cristianos que han caído en inmoralidades sexuales, honradez financiera dudosa y otros problemas que han puesto su integridad en tela de juicio. Es imprescindible andar en integridad, Job fue un varón de Dios que a pesar de su situación desastrosa se mantuvo en integridad, nunca negó a Dios, ni blasfemó en su contra.

Andar en integridad es actuar exactamente igual cuando estamos en nuestra vida pública, como cuando andamos por nuestra casa, dice el Salmo 101:2; es cuando no tenemos doblez de ánimo y vivimos santamente y la honestidad, honradez y plenitud son la norma de nuestra conducta. Para triunfar en el camino de la perfección y experimentar la visita constante de Dios, debemos vivir íntegramente y así impactar a la sociedad en la que vivimos. SEAMOS CRISTIANOS ÍNTEGROS.

Carlos R. Ríos V.

 

 

HIJOS DE LUZ

HIJOS DE LUZ

Efesios 5:1-16

Existen en nuestro idioma una serie de dichos que resaltan el parecido que muchos hijos tienen con sus padres. Se dice “De tal palo, tal astilla”, “Como es el padre es el hijo”. El pasaje de Efesios 5:1-16, nos relata la forma en que los Hijos de Luz deben de comportarse, asemejándose a Dios nuestro Padre y Fuente de Luz. Los cristianos como hijos de luz, nos convertimos en imitadores de Dios, andamos practicando el amor, hablamos distinto, somos agradecidos, damos frutos de arrepentimiento y el Fruto del Espíritu descrito en Gálatas es la constante en nuestro carácter. Siempre estamos interesados en comprobar lo que es agradable para Dios y primordialmente ponemos en evidencia las obras de las tinieblas, es decir que impactamos en medio de un ambiente lúgubre y tenebroso, somos los que alumbramos al mundo. Por lo tanto, no debe existir en nosotros ningún resabio de obras que son pertenencia de los hijos de las tinieblas, tales como fornicación, inmundicias y todo tipo de pecados sexuales, avaricia, deshonestidad financiera, palabras y tonos de voz inapropiados y vulgares.

En los hijos de luz no puede existir ningún rincón para la idolatría, sea esta tradicional o moderna; el hijo de luz no se deja engañar por palabras vanas, no anda viendo y oyendo cosas que no edifican y le ofende participar en las obras de las tinieblas. Por eso el apóstol Pablo al escribir este párrafo y reconociendo que existen hijos de luz que aún tienen actitudes de tinieblas, recuerda lo que ya antes había sido escrito en el Antiguo Testamento y demanda que los que están dormidos se despierten, que los que están muertos se levanten, porque la Luz de Cristo ha venido para alumbrarlos. No podemos continuar viviendo como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, redimiéndolo y empleándolo en actividades, conversaciones y cosas que realmente nos edifiquen y que agraden a Dios nuestro Padre. Es importante entonces preguntarse en que empleamos nuestro tiempo y como nos comportamos.

El ser hijo de luz  es una forma de ser, hablar, actuar y pensar completamente opuesta al sistema de valores de vida y prácticas que hoy son tan normales. Así como el mundo estaba en tinieblas y desorden cuando Dios lo creó y lo puso en orden en el Génesis, hoy ha enviado su Espíritu Santo dentro de nosotros, para poner en orden y darle sentido a lo que está totalmente arruinado en el mundo. Mantengámonos encendidos como luz del mundo que somos y actuemos valientemente como Hijos de Luz que alumbran la oscuridad del pecado.

Carlos R. Ríos V.

 

EL QUE EDIFICA LA CASA

EL QUE EDIFICA LA CASA

Todos los días nos esforzamos mucho por trabajar, por educar a nuestros hijos, por proveer alimento para el hogar, por cuidar a la familia y por construir un futuro para nosotros y nuestras familias. El Salmo 127 tiene una enseñanza muy poderosa y fuerte para re enfocar la perspectiva que tenemos de la familia y también de la iglesia.  Puede ser que como padres y madres de familia o como pastores y líderes de la iglesia nos preocupemos y ocupemos mucho por buscar edificar nuestros hogares e iglesia sobre bases fuertes, tanto a nivel material como espiritual. Invertimos bastante tiempo, esfuerzo y dinero en la educación de nuestros hijos, en la construcción de nuestra casa, en la capacitación de líderes en la iglesia, en la construcciones de templos, en comprar ropa, juguetes y cosas para nuestros hijos; sin embargo, Dios nos enseña que todos nuestros esfuerzos son vanos, si no es Jehová quien edifica y guarda la ciudad, porque es Dios quien da la protección, la edificación, el cuidado y el descanso a sus hijos. Aunque nuestra responsabilidad como padres es grande y tenemos el privilegio de guiar y educar a los hijos, la perspectiva cambia cuando entendemos que son herencia de Jehová.  Es imperativo que cambiemos nuestro criterio de construcción del hogar y de la iglesia y que dejemos que sea Dios el que produzca esa edificación y cuidado de los hogares y la iglesia que nos permitió tener. Cuando ese criterio cambia, podemos actuar valientemente, sirviendo de canales de bendición de Dios para guiar a nuestros hijos para que cuando llegue el momento, los lancemos como flechas y den en el blanco que Dios ha definido para cada uno de ellos. Esto es importante reflexionarlo, incluso antes de que nuestros hijos sean concebidos y nazcan. El salmo nos muestra que el hogar, hijos e iglesia que tenemos, no son nuestros, sino herencia de Dios. Administremos bien la herencia y reconozcamos al propietario de esa herencia, seamos bienaventurados llenando nuestra aljaba de hijos heredados de Dios, tanto naturales como espirituales.

Carlos Ríos

 

 

 

EL AÑO DE…

EL AÑO DE….

Se ha puesto de moda el dar una palabra profética para el nuevo año calendario que inicia para que sirva de motivación, de guía y de base para vivir durante todo el año. Muchos cristianos esperan con ansias esa palabra y la creen con todo su corazón, sin siquiera discernirla conforme a la palabra de Dios.  Esta práctica ha caído en varios excesos y errores y de origen no se puede sustentar bíblicamente.

Entre los excesos y errores de esta práctica podemos mencionar que la palabra que se da, a pesar de estar aparentemente sustentada en la biblia, se convierte en superior a la Palabra de Dios; otro es que se ha tomado como una competencia entre los ministros que las dan y se le da mayor crédito al ministro que a lo que dice, por lo que su influencia y liderazgo son más importantes. Así mismo, quizás lo más difícil de explicar es como para unos el año que inicia es el año de una cosa y para otros es el de otra cosa diametralmente diferente, a veces hasta opuesta, poniendo en duda de que el origen de la misma sea el mismo Espíritu Santo de Dios.

La biblia menciona en pocas ocasiones que un año sea nombrado con un nombre o acción específica y nos vamos a referir a dos de ellas:  En Levítico 25 se habla del Año de Reposo o Jubileo que el pueblo de Israel fue comandado a celebrar cada 50 años, cuando se condonaban las deudas, se celebraba y se descansaba. También en Isaías 61:2  y Lucas 4:19 se menciona el Año de favor del Señor, pero en ambos casos al examinar el contexto e historia se refiere el primero a una celebración específica del pueblo de Israel que se hacía cada 50 años y que tenía diferentes propósitos desde lo agrícola, hasta lo espiritual y el segundo describe las funciones para las que Jesús fue ungido, profetizado por Isaías y el cumplimiento en Lucas 4, por lo que ninguno de los dos tiene que ver con una acción específica que Dios promete realizar para un año calendario.

Por último, es vital señalar que nuestro Dios Soberano no puede ser limitado a nuestro calendario, ni a nuestra proclamación, aunque la llamemos «profética». SOLO LA PALABRA DE DIOS es la profecía segura que describe la eternidad y soberanía de Dios. Sería muy pretencioso y fuera de todo enfoque bíblico, afirmar que una persona o ministerio tiene la palabra de Dios que marcará el ejercicio bíblico cristiano de todo un pueblo en una nación.

Carlos R. Ríos V.